Soñé que volvía allí, era verano, y me recreaba en el secreto placer de andar calle arriba mientras todos dormían.
La calle me devolvía los olores y los sonidos de entonces, aquellos que se quedaron congelados en mi cerebro. El mundo, ese otro mundo, se movía sin importarle quién era yo, ni de dónde venía, y a mí tampoco me importaba mientras andaba, calle arriba, entre la gente.
Sonidos y olores de invierno en una noche de verano, andando calle arriba mientras también yo dormía.
Fue anoche. Soñé que volvía.
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