Fotos de Beatriz Basanta
"Deluxe, sí hombre, el cantautor ese popero gafipasti"
Efectivamente, Xoel López no deja de ser un cantautor, popero y gafipasti.
A mí me gusta, pero claro, a mí me gustan los cantautores y los poperos y los gafipastis ( no todos, claro) pero no es tan raro, al fin y al cabo, que me guste. Eso no lo hace diferente.
Me gusta por sus letras, sobre todo. Me gusta por la manera en la que sus canciones se cuelan en mis oidos, y en mi cabeza, casi sin querer. Me gusta su voz, y su pose. Me gusta la fotografía de Beatriz Basanta, que ayuda a que comprarse Fin de un viaje infinito, tener su libreto en las manos, sea una buena inversión, en los tiempos que corren.
Por eso ayer yo iba ya convencida.
Lo raro es que lo que vi sobre el escenario no fue lo que esperaba. Me encontré con un músico impecable que, acompañado por una buena banda ("la mejor del universo"), sabía interpretarse y reinterpretarse, con la personalidad suficiente para ser un personaje y conquistar al público, y el sentimiento suficiente para que no fuera impostado.
Y aún más. Es difícil explicar la energía que irradiaban. Él, una marioneta colgada por la nuca de un trozo de tanza, las piernas y los brazos que se movían eléctricos a merced de la guitarra, y aún así cada golpe de luz daba la foto, el salto, la pose necesaria. Un profesional.
La banda, completamente incorporada en los temas, y nosotros, saltando, aplaudiendo, con el cuerpo que se nos quedaba chico.
Un espectáculo.
Hay quien diga que exagero. Seguro. Pero es que fue uno de esos conciertos en los que el grupo toca para ti, en los que te devuelven la fe en canciones olvidadas, en los que consiguen que te gusten aquellas que nunca te convencieron. Fue uno de esos conciertos que constituyen una parte fundamental de la vida del grupo, y no una imposición de la discográfica.
Entiéndase entonces que, en plena resaca, mi objetividad esté algo afectada.
En cualquier caso, este no era un concierto más.
Resulta que Deluxe se acaba. Xoel ha decidido cambiar de proyecto y de vida, reinventarse como músico, darle más cancha a su faceta de autor. (Nos enteramos ayer por El País)
Reinventarse es siempre un lujo, y él lo hace porque puede, porque Deluxe es ya un proyecto sólido, redondo, que vale la pena.
Tal vez por eso, anoche lo dieron todo, sin ser del todo un adiós.
Como va a serlo, con un nuevo disco, de caras b, sí, pero con ese título, y ese single.
Reconstrucción
A mí sólo me queda agradecerlerle a Tone que me lo regalara hace tanto tiempo, y de paso que siempre se empeñe en hacerme creer en la música.
Eso, y comprarme el nuevo disco, el último... o el primero.
A mí me gusta, pero claro, a mí me gustan los cantautores y los poperos y los gafipastis ( no todos, claro) pero no es tan raro, al fin y al cabo, que me guste. Eso no lo hace diferente.
Me gusta por sus letras, sobre todo. Me gusta por la manera en la que sus canciones se cuelan en mis oidos, y en mi cabeza, casi sin querer. Me gusta su voz, y su pose. Me gusta la fotografía de Beatriz Basanta, que ayuda a que comprarse Fin de un viaje infinito, tener su libreto en las manos, sea una buena inversión, en los tiempos que corren.
Por eso ayer yo iba ya convencida.
Lo raro es que lo que vi sobre el escenario no fue lo que esperaba. Me encontré con un músico impecable que, acompañado por una buena banda ("la mejor del universo"), sabía interpretarse y reinterpretarse, con la personalidad suficiente para ser un personaje y conquistar al público, y el sentimiento suficiente para que no fuera impostado.
Y aún más. Es difícil explicar la energía que irradiaban. Él, una marioneta colgada por la nuca de un trozo de tanza, las piernas y los brazos que se movían eléctricos a merced de la guitarra, y aún así cada golpe de luz daba la foto, el salto, la pose necesaria. Un profesional.
La banda, completamente incorporada en los temas, y nosotros, saltando, aplaudiendo, con el cuerpo que se nos quedaba chico.
Un espectáculo.
Hay quien diga que exagero. Seguro. Pero es que fue uno de esos conciertos en los que el grupo toca para ti, en los que te devuelven la fe en canciones olvidadas, en los que consiguen que te gusten aquellas que nunca te convencieron. Fue uno de esos conciertos que constituyen una parte fundamental de la vida del grupo, y no una imposición de la discográfica.
Entiéndase entonces que, en plena resaca, mi objetividad esté algo afectada.
En cualquier caso, este no era un concierto más.
Resulta que Deluxe se acaba. Xoel ha decidido cambiar de proyecto y de vida, reinventarse como músico, darle más cancha a su faceta de autor. (Nos enteramos ayer por El País)
Reinventarse es siempre un lujo, y él lo hace porque puede, porque Deluxe es ya un proyecto sólido, redondo, que vale la pena.
Tal vez por eso, anoche lo dieron todo, sin ser del todo un adiós.
Como va a serlo, con un nuevo disco, de caras b, sí, pero con ese título, y ese single.
Reconstrucción
A mí sólo me queda agradecerlerle a Tone que me lo regalara hace tanto tiempo, y de paso que siempre se empeñe en hacerme creer en la música.
Eso, y comprarme el nuevo disco, el último... o el primero.