martes, 2 de diciembre de 2008

47- Sentido del humor

A eso de las 6 de la tarde de los sábados comienzas a ser un bien escaso, un animalillo útil y en peligro de extinción. Es entonces oyes cosas cómo "¡mira! ¡está ahí" o "¡no dejes que se vaya!" y empiezas a tener una cola de tres o cuatro personas que te siguen por toda la planta, a pesar de que ya les has explicado que deben esperar en la fila que se forma al pie del ordenador, que volverás a buscarles, en términos de "de verdad que vuelvo, lo prometo". Hay gente que no se fía y prefiere acompañarte a buscar El príncipe de Maquiavelo, y luego a Foster Wallace, que está por la W no por la F, y de vuelta al final a por El sí de las niñas. El séquito no es un problema, una se acostumbra, igual que se acostumbra también a no mirar el ordenador, la mayoría de las veces es una pérdida de tiempo, ¿de qué es el libro? ciencia ficción al final de la estantería, infantil al final de la planta, Bolaño aquí detrás lo tengo ¿no quiere llevarse también Los detectives salvajes? mire que 2666 para empezar igual es, qué se yo, un tanto... Pero a veces, el ordenador se vuelve una herramienta imprescindible, porque el cliente o clienta sólo ha traído el autor, o el nombre del libro, o incluso, el argumento.

- Se llama Las memorias de Korn
- Señora no tenemos nada con las memorias de korn en el título ¿korn con k?
- Sí, no sé... prueba con c
- Señora con c tampoco
- Ayyyy... es que me lo han recomendado tanto... Dicen que es muy divertido ¿sabe?
- Será de humor, entonces
- No no no, me dijeron que era de un autor de literatura de verdad
- Ajá, "literatura de verdad" vamos a ver... ¿Señora, sabe usted de qué va el libro?
- Sí, sí, sí, es la historia de un extraterrestre que viene a vivir a Barcelona

En una de estas, llevaba yo ya más de una hora corriendo de aquí para allá con mi séquito que corría tras de mí, intentando hacer las cosas lo más rápido posible, porque la fila del ordenador empezaba a convertirse en escandalosa, Mankell por la M señora, en extranjera, no Ray Loriga está en española, y sólo me queda Trífero, así que tampoco se esfuerce que está en una zona muy mala para agacharse.

Fue entonces que llegó un señor sonriente. Me gusta cuando me sonríen, y me dan las buenas tardes, en vez de hacerme la pregunta sin más como si yo fuera el Google. Después de ser amable conmigo me puso un papelito delante de la cara. Era una hojilla cuadriculada y de anillas y tenía unas anotaciones a lápiz, unas tres líneas. Sin pensar un momento, comencé a escribir en el buscador, en el campo "descripción" y entrecomillado, porque, claro, sería el título exacto, a la vez que repetía cada palabra según la escribía, por mantener el contacto con el cliente, más que nada:


"Mirar si ha salido en tapa blan.."

Miré al hombre y empecé a reir, a carcajadas. Él también rió, sólo un momento, casi por cortesía, y del resto de la fila, alguno rió sinceramente, otros me miraban acusadores, se habrá creído ésta que tenemos tiempo para reirnos. Yo no paraba, reía como se llora, sin consuelo, sin poder aplacar las carcajadas estruendosas, embarazosas casi.

Me habría tirado al suelo, a revolcarme de risa sobre la moqueta, si no fuera porque la cola me instigaba, y riéndome como estaba le busqué al señor su libro, que no había salido en tapa blanda, y entre carcajadas fui a buscar
El Príncipe de Maquiavelo, y Gomorra de bolsillo, y un libro que hable de Copérnico pero que no sea un rollo por favor, mientras me limpiaba las lágrimas de risa que me caían por las mejillas, con la única compañía de la señora que se llevaba bajo el brazo Sin noticias de Gurb y a la que se oía bajar por las escaleras muerta de risa, repitiendo a pleno grito:

- ¡Las memorias de Koooorn! ¡Jajajajajajajajaja!




4 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Google-humano,
¡llévame contigo!

Anónimo dijo...

(aunque a la criatura execrable esa que decía que "no era humor, sino literatura de verdad", igual le amarro una potala al cuello y la tiro por las escaleras mecánicas) (y tú mientras como una pata, con un montón de patos chicos andándote detrás por toda la librería)

6 dijo...

o un dragón chino, o una comparsa con prisas...

Yo estoy todavía esperando a que me expliquen qué es la literatura de mentira (¿no es una redundancia?)

RodolFa dijo...

Qué suerte que sigan recomendando a Gurb en los colegios. El Mendoza se habló con las monjas y a saber qué más les hizo procurándose ese amor tan grande. Me gustaría encontrarte por la calle. Es raro. Sin conocerte. Seguro que te miraría un rato y me reiría luego imaginando qué estarías pensando. Qué suerte, también, que, a veces, se cuelguen tus chispas por aquí. Insisto en lo de las frecuencias.
De resto, agradecida por que sea tan facil para usted dar un salto y salvar distancias.

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